Como un solsticio de verano, este cuento está empezando, es una oscura primavera en un abril nicaragüense, es así como nacen las aves que no se someten.
De dolor, gritos y llantos ese abril esta manchado, de el renacen almas blancas y azules, las cuales heridas están por el alto costo de su libertad.
Aparecen sombras de luto por el dolor compartido, dolor lleno de penumbras inagotables, angustias constantes y traumas irreparables.
Es, en esa primavera de abril en la que el viento empezó a soplar con fuerza, para que las aves libremente puedan volar, pero del otro lado de la costa está el vampiro, ese de alma roja y negra, ese verdugo que las quiere bajo su yugo.
Encachimbadas y agotadas se unen y no se amansan, pues en su sangre llevan el linaje de un guerrero, todas maltratadas y algunas asesinadas, hacen un último esfuerzo y juntas gritan:
¡ Que se rinda tu madre !
No son blancos fáciles, ni seres de poseer, porque las aves nicaragüenses quieren paz, pero también libertad.
¡ NICARAGUA LIBRE !
«Solo muriendo dejaré de luchar por nuestra patria, por nuestros derechos y libertad, el día de mi muerte mi voz se apagará, pero hasta ese momento no pararé de pelear»_Joel Guerrero.